RECUERDOS E IDEALES


Qué pasaba por mi mente de niño, cuando experimentaba los comienzos de la televisión en méxico, al mismo tiempo que gozaba escuchando las anécdotas de mi padre y de sus cuates de profesión, los cuales se reunían dos veces por semana en mi casa después de trabajar en la editorial llamada editormex mexicana (1960-1968)... Por un lado, José Cabezas compadre de mi padre quería hablar con Giorgio Torelli dueño de Editormex y hacerle ver que sin los dibujantes la editorial se iba a pique, y que deberían valorar su trabajo, quería una unificación de los historietistas para eso.


Por otro lado Fausto Buendía (q.e.p.d.), era pesimista sobre la union de los dibujantes, decía que nadie veía por los demás, y que todo los historietistas sólo buscaban sus propios intereses, el día de hoy pienso que él tenía razón, desgraciadamente así ha sido y así es hoy en día.



Pues por mi mente pasaba, que a mi todavía no me importaba nada de ese mundo real propio de las editoriales, ¡claro! como niño, yo quería llegar a ser dibujante de historietas, de dibujos animados y además ser músico profesional... quería crear historias y dibujarlas, el dinero, la mercadotecnia, la distribución, la impresión, etc. eran temas que no me pasaban por la cabeza, eran problemas para los grandes bohemios que se encontraban arreglando al mundo en la mesa de mi casa...yo simplemente quería soñar y prender la chispa del ensoñar en mi persona.
Según yo, quería transportar y compartir mis sueños y fantasías de un mundo caricaturesco, influenciado por mis ídolos: Walt Disney, Hanna Barbera, Ozamu Tezuka, Gene Rodenberry y los Beatles, hacia la gente que también estuviera en la misma frecuencia, y por qué no, también a los que no.



Esta idea loca comenzó a los 5 años y...creo que sigue hasta la fecha; así, mientras crecía experimentaba poco a poco el mundo editorial, pues mi padre me llevaba a Editormex cada vez que se podía, sobre todo en mis vacaciones de la escuela, ahí, dentro de los talleres, jugaba usando de resbaladilla los inmensos rollos de papel, era un mundo increíble, pensaba que el cuarto de revelado era el Enterprise de Star Trek al meterme en las puertas giratorias del cuarto obscuro, me escondía en las cajas de retasos de papel y platicaba con todos los trabajadores de la editorial-imprenta...hoy en día muchos se burlarían de esto, pero la verdad, aún lo añoro. En cuanto a las herramientas de dibujo, el closet de la oficina del jefe y después compadre de mi papá, Giorgio Torelli, (ahora caigo que todos querían a mi papá para compadre) era un lugar mágico para mí, pues había blocs de dibujo, papeles, plumones, tintas, etc. Giorgio me decía: "lo que quieras de ahí, puedes tomarlo", ¡imagínense! me daba vuelo, ahora sé lo que es para un niño, los objetos mágicos que obtiene y claro que son mágicos.




En casa, yo trataba de emular a mi padre, ya que aparte de dirigir artísticamente a Editormex y de crear ideas para la misma, realizaba portadas para muchos títulos...yo lo veía trabajar y me motivaba a dibujar, por su parte mi madre coloreó por más de 20 años "Las Aventuras de Capulina". Era una buena época, pues aunque no eramos ricos nunca nos faltó nada, mi padre también me compraba material de dibujo que en esos tiempos era muy difícil de conseguir, mi mayor tesoro era un rapidógrafo rotring negro de increíble calidad el cual me duró hasta cuando realicé parchís en los ochentas.




También comencé a usar plumillas y tinta china, yo era de los pocos niños al que sus padres no reprendían, ni criticaban, ni menospreciaban por ya desde temprana edad querer dedicarme a la historieta, el apoyo era grande y ahora lo valoro más que nunca, ya que a lo largo de los años, hasta la fecha, he compartido las dolorosas vivencias de muchos amigos artistas cercanos, los cuales sufren el desconocimiento del medio por parte de sus padres tratando a toda costa de alejarlos de este arte, según ellos porque no es productivo y es de gente vaga e ignorante. Yo era el clásico niño al que le gustaba mostrar mis dibujos a todo el mundo, me la pasaba creando personajes y pensaba que algún día serían tan famosos como: Astroboy, Bugs Bunny, Marino, Ultramán y el Superatón. Giorgio le daba a mi padre cajas de revistas de "Capulina" y de "Zor y los invencibles" para obsequiárselos cada semana a todos los compañeros de mi salón, eso me hacía feliz y creo que a ellos también, así yo pensaba en compartir un poco el mundo de la historieta con los amigos de la escuela.




Pasó el tiempo y en 1974, a los 14 años, le pregunté a mi padre si podría colaborar profesionalmente en alguna revista y el me contestó que no lo sabía y que tendría que consultarlo con Giorgio, al otro día, la respuesta llegó...ocasionando que casi me cayera de las escaleras de la emoción, Torelli me dió las contraportadas de "Capulina" para que realizara pequeñas secciones, tenía que entregar 7 páginas cada semana, ya que en ese tiempo el colchón era de 7 números de adelanto y todos entraban a impresión de inmediato. Comencé a saber lo que era ganar dinero con mi pasión de dibujar, ganaba $1050 pesos semanales de aquellos, nada mal para un profesional en México, ahora imagínense para alguien de 14 años, esto duró desde 1974 al 79.


Fui muy afortunado, ya que antes, los amateurs no podían dibujar profesionalmente hasta tener 5 o 6 años practicando con algún maestro de la historieta, a parte de limpiarle los pinceles, rellenando los negritos de los cartones y borrándolos, o como "ejecutivo V": ve por los refrescos o ve a entregar el trabajo a la editorial. Cuando los ayudantes estaban listos, los maestros les soltaban algo más serio e importante, además debemos recordar que todo era semanal, el "callo" que se agarraba era increíble, hoy en día, ya cualquiera con dinero sin práctica y sin habilidad de escribir o dibujar, o por ser fan de Batman o de Dragon ball lanzan muy malas publicaciones, quizá con pin ups coloreados con prismacolor o por computadora muy espectaculares, pero sin corazón, además sin la capacidad de realizar comic continuo tratando de disfrazar esta falla con argumentos de que lo continuado ya no funciona y que sólo las miniseries de 4 números son la neta del planeta, pero la verdad es que no pueden llevar un ritmo de trabajo tan pesado como lo es un cómic continuado y sobre todo autoral.



Ya en 1977 cuando entré a la universidad, a la Academia de San Carlos, conocí a muchos condiscípulos que intentaban crear pero sin esa chispa de ensoñación, creyendo que sólo con entregar un cierto número de trabajos escolares para sacar una buena nota la iban a hacer y lo preocupante por lo menos para mi, es que en muchas universidades habían maestros que no sabían dibujar al igual que alumnos que no tenían la habilidad pero que pensaban que saliendo de la academia, ya serían unos artistazos.



Muchos de mis compañeros con todo y su titulote, fiesta de graduación, anillo y satisfacción de sus padres, terminaron dando clases de dibujo técnico en preparatorias o dedicándose a otras actividades completamente diferentes como venta de casas y productos amway...nunca entendieron que para dedicarse a esto se debe tener primero el don, y luego la habilidad y la vocación, además de que la práctica constante hace que esto se consolide y poco a poco se evolucione profesionalmente. Por otro lado, el desprecio hacia el cómic por parte de los “Maestros”, declarando que no es arte, creo que por la falta de habilidad y calidad en el dibujo de algunos “Académicos” y el engañar a los alumnos no advirtiéndoles que en realidad el dibujo no se aprende sino que se trae y que sólo se perfecciona, me hizo decidirme a salirme de la carrera para aprender y practicar en la vida real el arte del dibujo y en especial el arte del cómic.



No quiero decir con esto que todos los maestros eran malos y que no hubo buenas experiencias y aprendizajes, pero lo que sí es un hecho, aunque muchos no estén de acuerdo con esta afirmación, es que sí se pierde mucho tiempo en las carreras de diseño y de artes visuales, sobre todo cuando, aclaro, el camino del artista está encaminado hacia el mundo del cómic, del dibujo animado, del arte gráfico de entretenimiento y de todo lo gráfico secuencial. Mi argumento no se aplica para todos los artistas ya que no me refiero a los que estudien pintura, escultura o grabado pues estas disciplinas artísticas entran dentro de los parámetros que se dan en las escuelas de arte y si su camino es por el lado de las galerías sí se recomiendan las escuelas de arte, también para los artistas de comics cuyo camino se vaya por lo más intelectual y “Cómic Adulto”.



Lo que siempre alegué es que para dibujar comics de entretenimiento y comercialotes, se requiere una habilidad que otro tipo de artistas no poseen, la adoración por la fantasía y la ciencia ficción, el que realiza cómics no hace unas cuantas pinturas cuando está inspirado, tiene que realizar un personaje y moverlo en varias poses y perspectivas, muchas veces sin modelo sólo imaginándo la escena. Un artista de cómic realiza muchos dibujos en un sólo día para dar una secuencia y en un sólo cuadro practica arquitectura, actuación, diseño, color, perspectiva, etc., todo esto sujeto a una fecha de entrega mensual, quincenal o semanal, se debe tomar en cuenta que para convertirse en profesional del cómic se debe practicar las 24 horas del día sin parar, el sistema y calendarización de las universidades no te permiten la práctica constante, ya que ves muchas cosas y no practicas al 100% cada una de las técnicas que se te enseñan, por lo que terminas saliendo a los 4 años con mucha teoría (muy buena), pero con una falta de práctica increíble, misma que te perjudica para entrar de lleno al mundo real de la chamba, si posees el don del dibujo, necesitas de otros 3 años para estar al tiro y así los editores y empresarios del mundo gráfico te den una oportunidad, además, habiendo tanto talento por ahí y mucha competencia, el trabajo del artista debe tener gran calidad y muchas ventajas para que seas tomado en cuenta por los directores artísticos de editoriales y casas productoras.



Con todas estas ideas, dejé la universidad en 1980, donde inmediatamente comencé a trabajar en el mundo de la historieta industrial, realizando comics semanales de 32 páginas, como “Los Chtulu” y “Las Aventuras de Parchís”. En ese tiempo comprendí y reafirmé mi vocación, sin embargo algo me molestaba, pues veía como los editores y dibujantes coexistían, entre aciertos y defectos de ambas partes. Los historietistas se dejaban explotar al recibir pagos injustos, verdaderamente ridículos, además de que los editores se apoderaban de las creaciones autorales de los artistas, el derecho de autor era desconocido para ellos, aunque maestros en su arte, los artistas estaban y aún están dominados por la mediocridad, por la falta de interés de evolucionar su profesión y por el miedo, el cual es el principal causante de que el artista del cómic se deje mangonear por los editores, argumentando que deben llevar dinero a sus familias, lo cual es razonable y necesario, aunque creo que no es una justificación suficiente ya que por eso cayeron en un círculo vicioso, por dejarse explotar por unos cuantos pesos, han malbaratado su trabajo y perjudicado a todo el gremio de historietistas ya que una de las causas de las que se agarran los editores, es por el hambre de sus colaboradores.



Otro error que cometen algunos maestros de la historieta de la vieja guardia es que no les interesa lo nuevo, no se actualizan y no se documentan de los nuevos personajes de moda que existen hoy en día, pienso que tanto el pasado como el presente y el futuro, son herramientas para todos los artistas, para la nueva y para la vieja guardia, no debemos menospreciar la diversidad. Lo mismo ocurre con los nuevos valores del cómic al olvidar lo pasado, y a menospreciar las historietas antiguas.
Si los artistas entendieran (sin llegar extremos) que sin su trabajo, los dueños de las editoriales no tendrían nada que editar y caerían en la ruina ya que necesitan de nosotros y nosotros de ellos, si todo se llevara equitativamente nuestra industria todavía existiría. Es verdad que la necesidad es mucha, pero hay veces que se debe pelear por lo justo, a pesar de tener consecuencias en contra, ¿qué chiste es vivir en este planeta si no hacemos algo que valga la pena por nosotros mismos y por los demás? aunque mi padre y yo continuamos hasta 1985 en la historieta industrial, nunca dejó de titilar en nuestros corazones esa chispa de ensoñación que desde niños nos motivó a querer ser historietistas, esa chispa para crear dirigidos rumbo a una meta sin método, sin vestiduras y sin la nefasta mercadotecnia como la que destruyó a serpio... simplemente ensoñando al trabajar y trabajando ensoñando. Después de varios años de trabajar en Editormex Mexicana como Director Artístico, dirigiendo: “Hermelinda Linda”, “Zor y los Invencibles”, “Aniceto Verduzco”, “El Tío Porfirio” y muchas revistas más, en 1981 mi padre decidió dejar Editormex debido a que buscaba otras espectativas y nuevos proyectos que en esa casa editorial que por muchos años nos cobijó, no podría realizar. Nunca hubo problemas con su compadre Giorgio Torelli, siguieron siendo grandes amigos hasta que Giorgio murió, sólo fue un cambio de aires por parte de mi padre para evolucionar. Así en 1981, entró a colaborar como Director Artístico de Editorial Ejea, de los hermanos Flores.


Ahí trabajó para Don Enrique Flores quién tomo el mando después de la muerte de Don Jaime Flores Sr. (padre de Jaime y Germán Flores, hoy dueños de Toukan y de Mango), también dirigió varias revistas, una de ellas fue de su creación “Yo Acuso”, con temas de denuncia.



Antes Editorial Ejea era moderada y no publicaba lo que después fue su color de identidad, “ Las Sexacionales”, en esos tiempos se hicieron historietas de varios tipos: Las clásicas Policiácas, de Luchas, de Amor y como línea infantil y juvenil publicaron: “Timbiriche”, “Menudo”, “El Tesoro del Saber”, “Katy la Oruga” y “Las Aventuras de Parchís”, en ésta última participé como dibujante y fue mi primer trabajo semanal más largo de 32 páginas.
La publicación estaba a cargo de Pablo Flores con el cual tuve problemas desde el principio, ya que yo siempre he dibujado por amor al arte, ¡claro! además de hacerlo para sobrevivir, pero siempre fue el amor por la historieta lo que me ha guiado y en esa época Pablo Flores (que no tenía experiencia editorial y yo sí ), no entendía eso y creía que por ser el jefe y pagarme podía mangonearme como quisiera, con lo que no contaba es que mi mayor defecto ha sido la rebeldía (pero con causa, aclaro), cuando veo algo injusto.



En dos ocasiones que discutimos le dije que si yo trabajaba con él, tenía que respetar mi mayor experiencia en la elaboración de comics infantiles y que si sólo por capricho quería realizar “Parchís” con recursos ilógicos para un comic de este tipo, aunque me pagara miles de dólares, yo no le entraba, desde siempre he pensado que si alguien con más experiencia te pide algo con razones bien fundadas, adelante, las asumes por el bien de la publicación, pero cuando el deseo de sentirse poderoso y jefe, como en el caso de Pablo, con malas ideas para la historieta que la perjudicaría, pues aunque era el que mandaba decidí no hacerle caso, como ejemplo, él no deseaba que hubiera mascotas en la historia, no quería a Superman y a Chis Chis dizque porque no era necesario meter patiños ya que según él, con la pura fama de los cantantes, la historia sería un éxito; Yo le alegaba que en todas las historias para niños se usa el recurso de las mascotas, ya que así se enriquecen más las aventuras, mi necedad era de que existiera un plus para que la historieta tuviera más exito del que ya por la fama de los niños cantantes podría tener.



Además como yo le dije…” entiende Pablo, es un recurso muy bueno, dejame trabajar tranquilo, además por qué te molestas si lo único que estoy buscando es hacerte más rico, ya que yo no voy a sacar un peso más de lo que me pagas”, y así fue, sin pedirle permiso a Pablo, pero sí a mis amigos los guionistas, al principio agregué los textos y los dibujos de las mascotas dentro del guión ya realizado, como yo también hacía la letra, los directores se daban cuenta de mis travesuras cuando ya estaban dibujados y como no había tiempo entraban a impresión de inmediato, después hablé con los argumentistas en especial con Angel Morales, Magda Morán y Alfonso Samaniego de que incluyeran los diálogos del perro y del gato bajo mi responsabilidad, después a regañadientes y viendo que sí funcionaron, Pablo lo aceptó. Mi ideología es que cuando te comprometes con algo vas a dar el 100% de tu trabajo, ya que como profesional debes cuidar tu prestigio, y luchar por el bien de la compañía en la que trabajas en ese momento, desgraciadamente he escuchado a muchos colegas que piensan lo contrario, según ellos, ¿ para qué te esfuerzas tanto y te pules?, dibujan de acuerdo a lo que se les paga.



La idea de no dejarse explotar es premisa fundamental de mi forma de trabajo, y como lo mencioné antes hay que pelear y provocar un cambio, pero lo que muchos de los colegas se limitaban era a hablar pestes de los editores, pero hasta ahí,nunca hacían nada, ellos sí se dejaban explotar en el momento de que les movían el tapete con quitarles la chamba. Mi rebeldía en el tiempo que duró parchís, tuvo en jaque a Pablo todo ese tiempo y hasta trataron de sacarme llamando a otros dibujantes para realizar pruebas para suplirme, pero mi padre y yo les recordamos que aunque los parchís no fue nuestro concepto, los diseños del comic sí eran nuestros y por derecho de autor, (que en ese tiempo todavía no se hacía valer completamente por los historietistas), se podrían meter en problemas.
Por cierto que en el 2000, Azteca Music nos llamó para realizar unas portadas para el relanzamiento de los discos de Parchís, corroborando de que hay gente que conoce los riesgos al violar los derechos autorales y que si se puede defender nuestras obras.




Total, aunque se vendían 100 000 ejemplares semanales de parchís, por diversas circunstancias y por creer que ya las ventas eran muy malas, a los 3 años Pablo se dió el lujo de decirme que Parchís ya no saldría más. Por unos meses dibujé “Katy La Oruga” ayudando al dibujante oficial Alfonso Sánchez, (compañero de clases en San Carlos), pues se enfermó.



En 1985, gracias a José María Rodríguez un amigo desde 1980 con el cual realizamos algunos proyectos independientes y que después mi padre lo recomendó para que trabajara en Ejea como editor de la sección revistas como “Ídolos”, mi padre tuvo una oferta de trabajo como director artístico en la compañía cepsa luego measa para dirigir “El Hijo del Santo”, así dejamos editorial ejea para otra aventura editorial. Victor Castañeda y Flavio Acevedo eran los directores de esta nueva compañía editorial, como apenas empezaba, se requería de nuevos proyectos además del “Hijo del Santo”, los cuales tendrían apoyo de Televisa ya que Flavio trabajaba para la XEW y además realizó un programa llamado “Follow Me”.
Yo tenía ya proyectada una historia desde 1978, y tenía bocetos de Karmatrón que en ese tiempo se llamaba “Karmatrón y los Guerreros Kundalini”, José María se los presentó a Flavio y le gustó la idea, lo único malo es que me condicionó a cambiar el nombre y que los robots se volvieran Transformables, pues estaban de moda “Los Transformers” que se transmitían por el canal 13, con eso los directivos se metieron un autogol, pues el apoyo que tendríamos por la televisora para difundir a “Karmatrón”se esfumó por el término “Transformables”, ya que la competencia tenía en su programación a los “Transformers”.



Como dato curioso, como Karmatrón iba a tener relación con Televisa, mis bocetos que eran estudiados, quedaron enterrados en los escombros de Televisa Chapultepec, en el terrible terremoto de 1985. Total, la publicación salió con 10 000 ejemplares en puestos de periódicos y al principio no pegó, fue hasta 1987 que comenzó a despuntar, llegó a 100 000 ejemplares, así tuve mi primer experiencia real a nivel independiente con “Karmatrón”, y también tuve mi primer descalabro con el medio de la distribución en México; Debido a que comenzaron a subir las ventas,algunas editoriales como son dueñas también de la distribución, vieron que eramos competencia y comenzaron a bloquearnos, dejando paquetes cerrados en sus bodegas, no exhibiéndolas el tiempo que se requiere para una publicación semanal, precisamente la compañía de Los Flores con los que trabajé anteriormente, eran parte de los que obstaculizaban la distribución. Es un secreto a voces de que estas mafias, a parte de la problemática natural de distribución no exhiben bien los productos independientes, no les dan a publicaciones independientes, la oportunidad de ser exhibidas adecuadamente, aunque cabe mencionar que ingenuamente muchos de los colegas de hoy, piensan que el problema del cómic mexicano no es la distribución, sino le atribuyen todo a la calidad del producto, sólo hay que acentuar que lo que a ellos no les gusta, lo estigmatizan como de mala calidad, situación muy subjetiva. Nunca se sabe si tu revista no se vendió porque no gustó realmente al público, o porque no fue bien distribuída y cuidada por los encargados de la distribución y de la exhibición , y en consecuencia las revistas no llegan al destino final, al público.
Esta situación es difícil ya que tienen cientos de artimañas para lavarse las manos, pero eso sí, cobran un alto porcentaje por sus “servicios”, que terminan matando los sueños de los editores independientes, antes de salir a la venta.


Con “karmatrón de muchos ejemplares vendidos de repente bajó considerablemente hasta 15 000, siendo que una publicación cuando bajan sus ventas se nota una baja gradual y no repentina, esto desepcionó a los directivos de cepsa- measa y decidieron matar el cómic de karmatrón, mi padre y yo sabíamos que la publicación todavía tenía jale y nos pusimos de acuerdo con Victor Castañeda para seguir nosotros por nuestra cuenta con mi comic.
Sólo se atrasó unos días en salir ya que en ese lapso, hablamos rápidamente con Giorgio Torelli dueño de editormex y compadre de mi padre, ¿recuerdan? Y él como todo un conocedor del medio aceptó de inmediato imprimirnos el cómic sin cobrar pues karmatrón ya llevaba vuelo de 3 años y con el dinero que regresaba de lo que se dignaban en vendernos los distribuidores, se iba pagando la impresión poco a poco. Así duramos otros tres años, hasta que de plano de 15 000 ejemplares de una semana a otra, sólo vendimos 200 ejemplares, era obvia la mano negra de nuevo, de plano querían sacarnos del mercado, y lo lograron, lo cual fue un duro golpe para nosotros ya que los personajes en sí ya formaban parte de nuestra familia, fue muy triste.



Lo que conseguimos con Karmatrón fue increíble: amigos, la internacionalización, el conocer en la Comic Con de San Diego a mis ídolos de la infancia en persona, entrevistas en diferentes medios de comunicación, lectores fieles, contactos comerciales, contactos con gente de empresas y gente de asociaciones esotericas y del entretenimiento, en fin, Karmatrón nos dió mucho en los 6 años que duró (1986-1991). Nosotros sabíamos que había mano negra ya que recibíamos miles de cartas de toda la república donde nos decían que ya era difícil encontrar Karmatrón en su localidad, ya no les llegaba desde dos años antes (1989-91) , lo interesante del asunto es que debido a esta falta de abastecimiento de comics por culpa de la mafia, los mismos lectores hacían lo imposible para conseguirlos y el que lo lograba, se juntaba con otros lectores para prestarse los Karmatrones y leerlos juntos, naciendo así los clubs de fans de Karmatrón, estas nuevas fuerzas a nuestro favor han marcado la diferencia y han sido clave para nuestra lucha en favor de una buena distribución.




Además en 1989, comenzamos a presentarnos en el IMER y en el parque de los venados, gracias a nuestro buen amigo y promotor cultural Orlando Uribe, entrando en contacto con nuestros fans los sábados y los domingos, esto fue un antecedente de lo que seis años más tarde serían las convenciones de comics en méxico, y también muchos de los lectores que conocíamos personalmente se fueron convirtiéndo en grandes amigos.



Alternadamente desde 1987, que fue un año importante para mi ya que conocí a la que hoy es mi esposa y la cual se ha vuelto vital para concretar nuestros sueños y además aún realizando Karmatrón, comenzamos a viajar cada año a la Comic Con de San Diego, gracias a Sergio Aragonés el cual nos invitó a conocer el ambiente de las convenciones en EUA.



En 1989 obtuve mi primer trabajo con the Little Monster Squad, así tuve colaboraciones para Right Stuf con Astroboy, Kimba y Gigantor, para Now Comics con Speed Racer, para DC con Looney Tunes y Tiny Toon y de 1996 hasta el 2001 para Bongo Comics con Los Simpsons.



Los Simpson me dieron un premio muy importante en la industria del cómic internacional, el Will Eisner Award por mi participación junto con Sergio Aragonés, Jill Thompson, Scott Shaw y Dog Tednapel en el especial “The Bart Simpson’s Treehouse of Horror # 5, el propio Will Eisner (q.e.p.d) al que conocí desde 1987, me lo dió de propia mano, esto fue increíble y una experiencia inolvidable, aunque esto generó una serie de dimes y diretes por parte de algunos colegas en méxico, que no estuvieron de acuerdo con que me dieran el premio, alegando de que fue de rebote y que no me lo merecía, pero lo importante para mí es que el mismo Will Eisner, Sergio y los amigos de Bongo Comics, al comentarles de esta situación, me dijeron que mi dibujo gusto a los fans de los Simpsons y ayudó a que se vendieran miles de ejemplares de este número, y que las envidias estarían a la órden del día.


Sergio, por su parte me comentó que así es esto, pero que nadie me podrá quitar el premiezote colgado en mi estudio, pésele a quien le pese y que por algo me llamaron para dibujar en Bongo y sobre todo, dijo que para los que me conocen, este premio no sólo es por el “Treehouse”, representa muchos años de trabajo desde que comencé. Will Eisner también me dijo estas palabras “ya estás en la lista y de ahí ya nadie te quita”.



En San Diego conocimos a muchas personalidades del cómic internacional y hemos hecho una gran amistad con muchos de ellos, gracias a la invitación de Sergio, abrimos camino para otros mexicanos que actualmente están trabajando en el vecino país del norte; Desde 1989, comenzamos a organizar grupos de amigos y colegas para introducirlos también en las grandes ligas, así fueron con nosotros Humberto Ramos y otros artistas, que hoy en día ya no recuerdan eso.



La experiencia a principios de los noventas nos motivó junto con Carlos Trón a crear las primeras tiendas de comics en méxico, ya que a parte de ser profesionales del medio, tratábamos de tener medios propios de distribución sin depender de la mafia de la distribución, como mi padre y yo no teníamos los medios económicos para invertir en la apertura de una tienda, Carlos Trón se asoció con otros amantes del cómic y abrieron Comics S.A., casi al mismo tiempo comenzó la que hoy en día es la más importante tienda de cómics de México, Comicastle, de David Noriega, después siguió Urantia Blue de Victor Guiza.



Fue hasta 1994, que nosotros pudimos realizar el sueño de abrir una tienda de comics la cual llamamos ¡ka-boom! Comics, junto con mi tío Roberto Fragoso, y Oscar Mendiola nuestro único campeón mundial de Tae Kwon Do, el concepto era una tienda de comics donde no sólo se vendieran productos sino que la gente aprendiera a realizar comics y que fuera una especie de santuario para los incomprendidos amantes del noveno arte.
¡Ka-boom! Comics marcó el principio de otra etapa, ya que diseñó nuestro color de identidad de ahí en adelante, los amigos que hice desde el Stand del Humor en 1989 y que continuamente visitaban la tienda, se volvieron algunos de ellos excelentes artistas del cómic como escritores y dibujantes, otros aunque no como artistas, han venido a enriquecer al grupo en áreas administrativas y como apoyo incondicional en diferentes actividades. De manera natural lectores y no lectores de Karmatrón se fueron uniendo al concepto de lo que hoy es ¡Ka-boom! Estudio creado por mi Padre, Susy y yo.



Muchos han pasado por ¡ka-boom! Estudio, pero no han aguantado la filosofía que nos mueve, un primer grupo, después de sacarle raja a lo que como ¡Ka-boom! logramos, se fueron y se han vuelto enemigos, un segundo grupo que no nos conocen personalmente se vuelven enemigos sólo por chismes y rumores del primer grupo por ser simpatizantes de estos.
Y un tercer grupo más conscientes e inteligentes, al no concordar con nuestras ideas ya no desearon estar con nosotros, pero seguimos siendo grandes amigos, comprendiendo que el respeto y la calidad humana nada tienen que ver con tener un punto de vista distinto, evitando los ataques en público y vía internet.



Uno de los ideales de K! es ayudar a reactivar la industria del cómic que desapareció literalmente desde 1991, aunque han habido brotes de artistas independientes, ya no es lo mismo de antes, ahora los amateurs se creen profesionales y los grandes maestros se han hundido en su decepción y falta de interés de luchar por sus viejos ideales, por la explotación a que se han sometido toda su vida.



Por otro lado, Nosotros en k! ya no idealizamos el trabajar para EUA, allá ya hay una industria y es relativamente fácil hoy en día lograr entrar en Marvel o en DC, ( y esto en gran parte se le debe a Humberto Ramos y a Omar Ladronn), el maquilar para los norteamericanos ya no es muy atractivo para nosotros en K! pues creemos que es más satisfactorio y tiene más mérito el volver a sembrar en nuestra propia tierra.



Pensamos en ¡ka-boom! que debemos reactivar la industria nacional (aunque ya nunca más será lo mismo) y lograr que nuestros comics algún día trasciendan en otros países , ahora de México hacia el mundo, y no por nacionalismos ridículos, ya que no somos nacionalistas, la gente debe saber que en las cenizas de lo que alguna vez fue el mundo de la historieta mexicana, todavía está latente la esencia y que hay algo más que Batman o Spiderman, los cuales los disfrutamos mucho y nos encantan, pero creo que como artistas preferimos crear nuevas opciones y dejar que Batman, Spiderman o Superman lo hagan los gringitos, y nosotros los disfrutemos como lectores. Lo mismo va para el Manga y el cómic europeo, nosotros lo disfrutaremos como lectores, pero como artistas el reto es ser profetas en nuestra tierra y crear desde aquí la chispa que llame la atención del medio internacional porque del exterior desean saber algo más de lo que como Mexicanos hacemos pues lo interesante es el intercambio cultural y el disfrute de este.
El dibujar, entintar o colorear Spiderman o títulos de Superhéroes gringos es padre pero más padre es que dentro de 50 años, alguien en México y en otro país se interese por tu obra, quizá para hacer una película o un videojuego, pues el color de identidad de esa obra, vale y sobre todo…tiene feeling haciéndola universal.


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