MEMORIA HISTÓRICA K! / PARTE 2

En el post pasado hablé de mis amigos los Alfonsos y Nicanor quienes de alguna manera fueron los primeros K!, ahora entraré de lleno a la época de cuando comencé el ritmo de trabajo con 32 páginas semanales más forros. El ritmo era extenuante pues sin ayuda realizaba yo sólo el dibujo de "Las Aventuras de Parchís"(3 años), después algunos números de "Katy la Oruga" (un año), y cuando me separé del mundo editorial establecido específicamente de Editorial Ejea, por diferencias en cuanto a derechos de autor y mejores pagos a los escritores y dibujantes ( que hoy en día ciertas personas me catalogan como alguien que se pelea con todo mundo, pero lo que no entienden es que peleo por lo que creo y no me gustan las injusticias, si ellos se dejan mangonear y explotar, es su boleto). Cuando se canceló el cómic de Parchís, mi padre y yo nos salimos de esta editorial para tratar de hacer la nuestra (aquí hay puntos sobre la problemática de la distribución que después comentaré en otros posts), todo para comenzar la preparación de lo que ha sido el cómic que marcó mi vida, "Karmatrón y los Transformables".




En esos tiempos mi vida social cambió sobremanera ya que desde 1981 hasta 1991 al realizar los títulos antes mencionados y el escribir y dibujar durante seis años el cómic de Karmatrón, me enclaustré literalmente durante todos esos años, mis amigos con los cuales interactuaba ya en esos momentos eran sólo Alfonso Sánchez Jiménez y Victor Guiza a quien conocí desde niño por ser vecino de la colonia donde aún vivo, Alfonso y Nicanor ya habían tomado sus caminos y al que frecuentaba, aunque sea por teléfono, era a Alfonso Sánchez, quien para entonces ya estaba clavado en la ilustración de libros de Texto y con "la Chimoltrufia".




Al principio Karmatrón iba a ser escrito por Alfonso Samaniego, yo le daría la sinopsis de cada número y el la escribiría, pero por desacuerdos en como debería ser la historia, además de los compromisos que Alfonso Samaniego tenía con Ejea, ya que los directivos de esta editorial no permitían que los que trabajaban ahí tuvieran contacto con nosotros por nuestra fama de rebeldes y por haber sido vetados, Alfonso no pudo seguir en el proyecto. Así, sin saberlo, comencé esta aventura de escribir al momento de manera improvisada la historia de Karmatrón.




Por supuesto que tenía una idea general, pero cada página en blanco que tenía enfrente se dibujaba de acuerdo a la psicología de los personajes y actuarían de acuerdo a sus habilidades en determinada situación, esta nueva forma de escribir para mí fue muy padre y satisfactoria, pues yo mismo era un espectador de las aventuras de mis propios personajes, al no saber qué seguía en la siguiente página en blanco. Al momento de dibujar escribía la trama, esto me hacía más ligero el arduo trabajo físico del dibujar, la presión era tremenda pues tenía que realizar 8 cartones diarios doble carta para que en 4 días quedaran terminadas, cuando menos, las páginas interiores; después mi tía Maria Esther Loyo Roa, y mi madre coloreaban en dos días la historieta, en ese lapso yo hacía los forros a plumonazo limpio, je je, recordemos que en esos tiempos no se usaban las computadoras.

Guías de albanene que usaban mi madre y mi tía para recordar los colores de los personajes.

Esta forma de trabajar hizo que tuviera un contacto más cercano con mis lectores ya que como sólo tuve 2 números de colchón durante toda la época clásica, los sucesos que veía en las noticias y que señalaba en el cómic, daban la impresión de que Karmatrón intervenía en los eventos del mundo a tiempo real. Como anécdota, ya a finales de la época clásica del cómic, durante la Guerra del Golfo Pérsico, realicé una aventura en que Karmatrón intervenía para detener la guerra, viendo las noticias e intuyendo lo que pasaría, me adelantaba a dar conclusiones, así cuando la guerra del Pérsico terminó y se dió la noticia por tv, mis lectores más pequeños me escribieron y me felicitaron por haber hecho que Karmatrón detuviera la Guerra. Esa interacción fantástica no la hubiera logrado si el colchón de episodios hubiera sido mayor, esto a veces es una ventaja, pero también y por lo regular es una desventaja pues si el autor se enferma puede verse en problemas. La fantasía de los fans pequeños y tu interacción con ellos crean un vínculo emocional muy poderoso que es donde está el secreto de un éxito determinado, podría describirse como una fusión con tus lectores niños: los adultos, a pesar de que distinguen la realidad de la fantasía, también le entran al juego, haciendo lo que yo defino como "nunca olvidarse del barco de Peter Pan".



Volviendo a la vida social durante esta etapa, Alfonso Sánchez me ayudó en dos ocasiones a dibujar Karmatrón, una porque me operaron de la apéndice y otra porque me enfermé muy fuerte del estómago, lo curioso es que comencé a recibir kilos de cartas de fans enojados que si yo no dibujaba el cómic dejarían de comprarlo, así cuando tuve otros problemillas de salud que me tumbaban en la cama, tuve que recurrir a las repeticiones o a trucos para en esos tiempos de enfermedad, cumplir con mi cuota semanal y de alguna manera, tratar de no afectar a los fans. En 1987 conocí a Carlos Trón y a Paco Baca quienes comenzaron a integrarse a nosotros que en ese entonces sólo eramos mis padres y yo, Susy también llegó por esas fechas, cuando nos vimos fue amor a primera vista, ella se dedicaba a cantar profesionalmente y salió en "Valores Juveniles" con Raúl Velasco en "Siempre en Domingo", y aquí viene una parte traumática para mi de esta historia, ya que Susy me visitaba en mi casa, pero el exceso de trabajo me hacía verla por unos minutos y la despachaba literalmente pues yo tenía que continuar con mi dotación semanal de cartones, me visitaba y le decía en la puerta, "ven dentro de un mes, yo creo estar un poco más libre de chamba", llegaba el mes y le tenía nuevamente que decir " aguántame otras dos semanitas" y así continuamente, y ¿qué creen? ¡Ta ta ta taaaaaa!...snif, que Susy se casó y yo me quedé en el limbo, pero eso sí... dibujando Karmatrón, ( pero después con mi dragón de corcel y mi espada mágica del sarcasmo infinito, logré rescatarla de donde se metió, pero esa es otra historia, je je).

Carlos Tron y su servidor.

Bueno, Carlos Tron, quién se acercó por medio de Nicanor Peña, se le hizo curioso que mi personaje terminara con la palabra Tron, como su apellido y por lo mismo me buscó, independientemente de que sabía que asesorabamos gratuitamente a la gente que deseaba dedicarse a los cómics, Carlos era un ultracoleccionista de cómics que en ese entonces sólo se podían conseguir en Sanborn's y en la librería American Book, por primera vez ví en persona a un verdadero freak de cómic, Carlos siempre fue muy especial, un chavo muy inteligente pero de cierta manera yo guardaba una distancia espiritual pues aunque era buen cuate, tenía aires de superioridad. Como siempre a mi me ha dado mucho placer el compartir mis aventuras y logros con la gente con la que convivo independientemente de nuestros respectivos defectos, así que con tal de que se desarrollara en el medio del dibujo y porque me parecía bueno su estilo, invité a Carlos a participar en Karmatrón con sus personajes de "Intercepto en la Galaxia perdida", y con "El Capitán Cabeza", de ahí hubo una convivencia que hasta hoy creo que fue de corazón, pero que por circunstancias de la vida y por influencias externas, nunca hubo el click para decir que fuimos amigos realmente, nuestra convivencia fue de 1987 a 1995.




Otro amigo que salió de las páginas de Karmatrón fue el locochón Paco Baca con sus "ratas", temática completamente alejada del universo de Karmatrón, pero que se me hizo interesante experimentar con su estilo de escribir y dibujar, sacamos unas aventuras las cuales causaron reacciones encontradas entre los fans. Con Paco salíamos de paseo y corríamos aventuras junto con Victor, Oscar Mendiola, Susy, Luis Eduardo Castillo quienes desde entonces nos apasionaba el tema de los OVNIS, Paco vivió muchas experiencias de contacto como su servidor, sin embargo la codificación de dichas experiencias de forma contraria hizo que Paco se separara del grupo de cuates, mientras él piensa que es negativo el contacto, nosotros pensamos que es positivo y trascendental, nunca hubo un distanciamiento por pelea, pero si notamos que terceras personas influyeron para el alejamiento del buen Paco y de su familia con la cual mis padres y yo llegamos a convivir familiarmente, ahora... también hay que aclarar que Paco por su forma de vida de gigolo ja ja, lo hizo viajar por el mundo llevando una vida bohemia y aventurera, a Paco lo sigo viendo de vez en cuando y nos vemos con mucho gusto, también nos hablamos por teléfono y me comenta de como los extraterrestres están aquí para controlar nuestras mentes, ya hasta un libro escribió, he tenido que interceder con los extraterrestres para que no se enojen con él, ja jaja.


Volviendo con Carlos, cuando Sergio Aragonés nos invitó a San Diego y sabiendo lo que representaría para Carlos, lo invité para ir con nosotros a la Comicon del 88, recuerdo que en ese entonces no nos hospedabamos en San Diego sino que llegábamos a un hotelucho de mala muerte de unos amigos de Alfonso Sánchez, ji ji y para las pulgas de Carlos, como que no le gustó del todo el "desatino Controlado", sin embargo fuimos en dos ocasiones así.


Regresando de estos viajes entre mi padre, Carlos y yo planeamos en el estudio de mi casa la creación de una tienda de cómics (que no existían, sólo había pequeños puestos en tianguis y mercados) siguiendo el modelo de lo que realizaba Orlando Uribe en el "Stand del humor" en las instalaciones del IMER, esto para contrarrestar la mala distribución por voceadores ya que en ese tiempo Karmatrón y Destruktor estaban a la venta, así hablabamos de abrir una tienda, Carlos se puso las pilas y se asoció con otras tres personas ( mi padre y yo no estabamos en los planes por supuesto), entre ellos estaba nuestro buen amigo Gustavo Martínez quien hoy en día es especialista y articulista sobre cómics, además de también haber sido dueño de Nostromo Comics.




En aquella época creía en la unificación de todos para luchar contra la mafia de la distribución y contra los editores explotadores, (iluso de mí y sigo siéndolo porque todavía lo creo), pasó el tiempo, Karmatrón dejó de salir en 1991 y comenzaron nuestros intentos fallidos y salidas en falso por reactivar mi cómic.




Una vez creada Comics SA, que se encontraba en Av. Universidad, seguí conviviendo con Carlos pues me invitaban a sesiones de firmas en las tienda, y en programas de radio, fue hasta que Victor Guiza abrió "Urantia Blue Comics", que se rompió el ligero vínculo con Carlos ya que al parecer la apertura de Urantia no le agradó a Carlos y recordé lo que Sergio Aragonés me comentó cuando comenzaron a proliferar las tiendas en México, " ¿Se van a dedicar a abrir tiendas?...mmm...vas a ver como van a terminar peleados" y en efecto, comenzó la guerrita de las tiendas de cómics.